En la Bélgica actual, el destino del joven Ahmed, de apenas 13 años, se ha quedado atrapado entre los ideales de pureza del que le habla su imán y las pasiones de la vida.
En la Bélgica de nuestros días, el destino del joven Ahmed, de 13 años, queda atrapado entre los ideales de pureza de los que le habla el imán y las pasiones de la vida. El protagonista comienza a radicalizarse y a conspirar para matar a su profesor después de aceptar una interpretación extremista del Corán.
Hay cinematografías que son refugio seguro para el espectador. Uno sabe qué se va a encontrar cuando entra ver un film de Ken Loach, de Mike Leigh, de Michael Haneke. Con los hermanos Dardenne sabemos que no vamos a ver una comedia y que vamos a ver un film de corte realista (incluso próximo al documental) sobre el aquí y el ahora, de una manera lúcida y cinematográficamente impecable. A partir de ahí, el placer se encuentra en los detalles, en las pequeñas variaciones. En El joven Ahmed el tema de fondo es el integrismo religioso y la facilidad con la que se traspasa la barrera de una vida normal a un infierno absurdo. El tránsito es contado por los Dardenne sin énfasis de ningún tipo, casi imperceptible, y por tanto, mucho más peligroso.