Un hombre recibe, en plena dictadura, la información del paradero de dos personas buscadas por los militares. Ahora tiene la posibilidad de salvarlas, aunque eso implica arriesgar su propia vida.
El protagonista, padre de familia apolítico y enemigo de los compromisos, se entera a través de un llamado telefónico de que los militares buscan a dos personas. Se plantea una disyuntiva: hacer caso omiso al aviso o arriesgar su propia vida para salvar a los buscados. A partir de ahí el film sigue al personaje en una larga travesía nocturna por Buenos Aires en la que en la que el personaje no solamente debe tomar una decisión sino también lidiar con sus propias emociones, en los que se mezclan la nostalgia, los remordimientos, la culpa y la paranoia.El verdadero tema del film es el modo como los regímenes autoritarios empujan, conscientemente o no, a internalizar la censura, la persecución y el miedo, independientemente de las acciones concretas de cada uno.
Para introducir a su espectador en ese clima de pesadilla, los directores Márquez y Testa ubican a su protagonista en medio de una ciudad desierta y oscura, los personajes secundarios son entrevistos como seres anónimos y fuera de foco, y la música suele oírse como un ronroneo casi imperceptible, provocando una sensación de desequilibrio e inquietud. Basada en novela homónima de Humberto Costantini, el film contempla un tema recurrente (la dictadura y sus consecuencias) desde un ángulo menos explorado: al de la “mayoría silenciosa”, los que al principio no quisieron saber de mesianismos guerrilleros ni de terrorismos de estado, pero que terminaron (como en muchos otros lados) atrapados en medio del tiroteo. La acción transcurre mayoritariamente a lo largo de una sola noche, lo que facilita al fotógrafo Federico Lastra la creación de un clima (perdón por la obviedad) oscuro y nocturno que es uno de los reales logros del film.
La película ha sido aclamada por la crítica argentina. Diego Batlle, del diario La Nación, ha destacado la actuación del protagonista comentando: «Ominosa y alucinatoria sin necesidad de cargar las tintas, se trata de una película de climas, de sensaciones, de estados de ánimo con una impecable puesta en escena, una lograda reconstrucción de época y una notable actuación de Diego Velázquez como el típico antihéroe que está en el lugar equivocado en el momento justo.» Josefina Sartora, del portal Otros Cines, elogió no sólo la actuación del protagonista, sino del reparto en general, señalando: «Hace tiempo que venimos admirando la calidad de los actores de la escena argentina. Diego Velázquez confirma una vez más su ductilidad, en este caso para encarnar ese burgués pequeño pequeño con aire chaplinesco, cuya máscara de miedo y tensión no lo abandona jamás; Valeria Lois está maravillosa en esos diez minutos como informante (...) y Laura Paredes y Marcelo Subiotto también excelentes en dos secundarios.»