Suena la música, se sirven tragos y los últimos límites se difuminan en Casa Roshell: entre hombre y mujer, homosexuales, heterosexuales y bisexuales, pasado y presente, realidad y ficción.
Roshell (51) y Liliana (43) administran juntas Casa Roshell. Como un espacio utópico, este lugar es un escondite para aquellos hombres que viven reprimidos en sus deseos de feminización y travestismo. En una noche, un pequeño salón con un escenario recibe con intimidad a sus invitados, entre perfomances políticos y playbacks. La conversación entra en un tono existencialista cuando se habla de las frustraciones y los sueños. De la dualidad de géneros y su realidad como hombres biológicos. De sus deseos más innatos y de la constante búsqueda de la identidad.