Miguel Ángel es un pequeño empresario de cine que lleva tres décadas organizando proyecciones veraniegas al aire libre. Siempre al volante de su automóvil, lucha por una ilusión imposible, pues trabajo tiene los días contados.
El documental retrata a Miguel Ángel Rodríguez, un pequeño empresario de cine de la vieja escuela, entrañable y algo esquivo con la ley, que lleva tres décadas organizando proyecciones veraniegas al aire libre por toda España. Con una camioneta en la que lleva los proyectores de 35 mm (algunos de más de 25 años) recorre los pueblos proyectando las películas en una pantalla que arman los vecinos del lugar. En los últimos años se ha enfrentado al fin de la era de la exhibición cinematográfica en soporte fílmico, y ha sido testigo atónito del advenimiento del flamante (y caro) cine digital. ¿Pero cómo actualizar la infraestructura cuando no se cuenta con los fondos para hacerlo? Este hecho podría provocar que este verano sea el último para su pequeño negocio.