A partir de la investigación del destino de su propia madre, desaparecida durante la dictadura militar, Nicolás Prividera indaga por detrás de la historia oficial de la guerrilla argentina.
Una cita de William Faulkner abre con toda intención este documental del argentino Prividera, crónica de una búsqueda personal. La cita dice: “Su niñez estaba poblada de nombres, su propio cuerpo era como un salón vacío lleno de ecos de sonoros nombres derrotados. No era un ser, una persona. Era una comunidad”. De alguna manera, esa referencia al gran escritor norteamericano resume el sentido del film, donde una historia personal sintetiza la de todo un grupo social. La letra del título alude a la organización Montoneros, grupo guerrillero argentino al que pertenecía Marta Sierra, madre del director Prividera, cuando fue “desaparecida” por la dictadura militar instaurada en su país en 1976. Pero es también la inicial de otras palabras claves (memoria, madre) que la película recoge y recorre. Tres décadas después, y teniendo la edad de su madre cuando “desapareció”, Prividera inició una causa penal que involucraba en los hechos a Jorge Zorreguieta, padre de la reina de Holanda y Ministro de Agricultura durante la dictadura de Videla. La repercusión pública del caso generó el llamado de una vieja amiga de Marta, y disparó en Prividera la necesidad de ahondar en la historia de su madre para comprender lo que había ocurrido con ella y con muchos otros.
El repaso es considerablemente amplio: abarca a represores, torturadores, los que cometen las desapariciones, así como también a las víctimas: los idealistas, los militantes, los revolucionarios, los detenidos, los desaparecidos, los torturados, los que prefieren dar vuelta la página y olvidar, los que quieren recordar (pero solo una parte). El propio director ha dicho que el espectador sabe tanto (o tan poco) de su madre como él mismo, y al final quedan cosas sin saberse. Se han abierto algunas puertas, pero hay temas pendientes. Y una discusión abierta.
La película es el resultado de un largo proceso de investigación, pero es también la mirada crítica sobre la militancia política de los años ´70 en Argentina, el análisis de los mecanismos de construcción de la memoria personal y de la “memoria social” y una reflexión sobre la historia política argentina de las últimas décadas. Prividera intenta armar el rompecabezas (el de su propia historia y el de la Argentina) con fragmentos propios y ajenos. Poblado de referencias cinematográficas, M es, como alguien ha dicho, varias cosas a la vez: un documental personal y político, una tesis sobre la memoria, el olvido y las culpas individuales y colectivas.