El amor, el desencuentro, la soledad y el aprendizaje son los grandes temas que atraviesan “Rambleras”, un film de generosa simpleza donde, como bien indica su nombre, la rambla montevideana se convierte en un lugar íntimo y popular al mismo tiempo.
Daniela Speranza y su equipo trabajaron diez años para sacar adelante este proyecto que involucra varias historias y personajes vinculados entre sí por las idas y vueltas de la vida. El amor, el desencuentro, la soledad y el aprendizaje son los grandes temas que atraviesan Rambleras, una película de generosa simpleza donde, como bien lo indica su nombre, la rambla montevideana se convierte en un lugar íntimo y popular al mismo tiempo. Del trabajo y la vida cotidiana de Patricia (Vicky Rodríguez), Jaqueline (María Elena Pérez), Juanca (Eduardo Migliónico), Guille (Mario Erramuspe), Ofelia (Adriana Aizenberg) y Gustavo (Nicolás Pauls) surge una película fuertemente arraigada a lo uruguayo. Patricia es una treintañera con vaivenes amorosos y dificultades para pagar la pensión; enfrente vive Ofelia, añorando a los familiares que se fueron; Jaqueline es jefa de Patricia en la confitería que mantiene junto a su marido Juanca, con quien, a su vez, tiene conflictos de pareja. En torno a ellos se construye una historia hecha de pequeños desafíos y decisiones de lo cotidiano, donde se destaca la ambigüedad de unos personajes deliberadamente construidos para desnudar sus luces y sombras.
En 2003, Speranza, cuyos antecedentes como realizadora incluyen el film en episodios Mala Racha, viajó a España como parte de la beca de la Fundación Carolina de Casa de América, donde pulió su guión junto a profesionales españoles. De regreso a Uruguay, la primera versión del guión recibió el apoyo de Ibermedia y posteriormente ganó el FONA. «Hasta ahí parecía que todo fluía y que en dos o tres años íbamos a estar rodando. Después nos pasó de todo», ha contado la directora. «El guion que se filmó no tiene una sola página en común con la primera versión». Por una cosa u otra, pasaron 10 años hasta que “Rambleras” estuvo lista para ser exhibida. «Debo haber hecho algo terrible en otra vida porque una película uruguaya ¿cuánto puede llevar? No tiene sentido demorar 10 años», ha dicho en algún lado la directora, dando cuenta de un sentido del humor que debe serle agradecido.