Salgado sigue a Camila Toker durante el Festival de Mar del Plata. Mientras ella habla por teléfono, la cámara filma la rambla y colecciona escenas marplatenses que culminan en un ralenti mientras suena una canción romántica italiana.
Alguien llega a la ciudad de Mar del Plata para asistir a su festival de cine y además, con el pretencioso objetivo de filmar una película de ficción sin haber convocado ni actores ni técnicos. Como era de esperarse, a poco de estar en Mar del Plata abandona la idea. Una noche, en un cóctel organizado por el festival, tras seguir una bandeja de langostinos empanados, el director conoce una periodista venezolana que necesita un camarógrafo equipado para realizar unas entrevistas. Dado que la idea de hacer el largometraje de ficción había sido abandonada, decide darle uso a la cámara y ayudar a la periodista ofreciéndose como camarógrafo. Desde ese punto de partida, nuestro personaje buscará espontáneamente y a cualquier precio, motivos para utilizar su cámara.