Un ensayo audiovisual uruguayo que observa las relaciones entre la humanidad y la bestialidad, esa violencia que habita en nosotros.
Un anciano doctor en árboles persiste en conservar la memoria del horror sembrando las semillas de uno de los pocos sobrevivientes del holocausto nuclear, un árbol de caqui. En sus frutos va prendido un mensaje que debe perdurar en el tiempo. En las antípodas, un domador apela al lenguaje ancestral, aquel que une a caballos y hombres a lo largo de las eras, para doblegar a un potro joven. En su accionar hay renuncias que alteran el orden natural. Dos hechos en apariencia inconexos interpelan en silencio. El poder de la na turaleza, la capacidad de destruir y sanar del ser humano y el término salvaje, encadenado a la pérdida de libertad, atraviesan la historia de la civilización en un tiempo sin tiempo, donde no hay aquí ni ahora. Una composición de pasto, árboles, río, animal y hombre, que con vigor, temple y un afán lacónico retrata un vínculo de alto contraste: la afirmación bestial del poder humano.