Una película hecha de fragmentos que muestra el mundo más íntimo del cineasta, que por momentos no dista de ser tan absurdo y milagroso como una pintura de El Bosco.
Tras un accidente que lo deja en cama por dos meses, el realizador recupera imágenes y descartes que viene archivando durante ocho años; con ellas elabora un filme íntimo y poético, compuesto por retratos de amigos, paseos comentados y un viaje a su país natal, Venezuela, donde el caos impone su atractivo estético. Una película compleja y fragmentada que nos muestra el mundo más cercano del cineasta, aunque este, no diste a veces de ser tan absurdo y milagroso como una pintura de El Bosco.