Una historia de amor entre dos mujeres de diferente origen social ocupa el centro de esta película francesa, pero el resultado va más allá del caso individual. Una de ellas es una campesina que trabaja a la par con los varones desde que su padre enfermó. La otra es una militante feminista que habita en París de los años setenta, donde los ecos del ’68 aún no se han apagado. Se conocen por casualidad y surge entre ellas una pasión turbulenta que homenajea a dos iconos franceses del feminismo (las dos mujeres se llaman Carole y Delphine, por la cineasta Carole Roussopoulos y la actriz Delphine Seyrog, de “El año pasado en Marienbad” de Resnais). El tema le sirve a la directora y co-libretista Corsini para abarcar un abanico de asuntos ue incluyen el feminismo, las luchas sociales de los 70, el prejuicio, los contrastes entre la vida del campo y la ciudad. Para la campesina, empeñarse en vivir una sexualidad más liberada conduce al conflicto con una madre conservadora. La citadina tendrá dificultades, por su parte, con el hostil entorno de la otra. Película de mujeres en el sentido más amplio de la expresión (que no es necesariamente el que le otorgaba Hollywood a la etiqueta womenpic), “Tiempo de revelaciones” se apoya sobre todo en su descripción de ambientes contrastados (resulta particularmente persuasiva su pintura del medio rural) y en el rendimiento que extrae de su formidable trío de actrices, con una mezcla de frescura y combatividad en Cécile de France como la mujer de ciudad, una real intensidad en Izïa Higelin (la chica campesina) y grados de dureza y amargura para Noémie Lvovsky en la autoritaria figura de la madre.