Durante la noche de año nuevo, tres personajes solitarios y nocturnos llegan a un pequeño pueblo perdido en el campo uruguayo donde tendrán una oportunidad para torcer su destino. Una película sobre el amor, la soledad, las oportunidades y el paso del tiempo.
Su director y libretista Germán Tejeria la define como “una comedia sorda”. Una noche sin luna entrecruza tres historias de personajes solitarios que intentarán enderezar su vida una noche de Año Nuevo, en el pueblo de Mal Abrigo. César (Marcel Keoroglian) es un taxista que va a pasar la fecha con su hija, su exesposa y su insoportable nuevo marido, e intenta rearmar su papel de padre en una situación llena de incomodidades y accidentes un tanto desesperantes. Antonio, o Tony Jr. (Roberto Suárez) es un mago que está contratado para actuar en la fiesta del club, pero queda trancado con su conejo en un peaje solitario atendido por una mujer con la que comparten la peor cena de fin de año (pero de todo puede salir algo bueno). Por último Molgota (Daniel Melingo) es un preso a quien le quedan aún catorce años de condena, pero se le permite salir de la cárcel en la fiesta de Año Nuevo.
El director y libretista Tejeira ha dicho que pretendía que la acción de su película transcurriera en el Uruguay, pero que quiso deliberadamente evitar eso que suele llamarse “color local”. Le interesaba “un pueblito medio inventado y un paisaje que no tuviera una referencia clara porque no era importante a efectos de la historia y, además, permite que uno se conecte más con lo que se cuenta y menos con lo que lo rodea”. La idea del Año Nuevo aporta al film una noción de nuevo comienzo, de oportunidad para que los personajes den un vuelco a sus vidas. El ritmo es deliberadamente pausado, adecuado al contexto del film y a la situación vivencial de sus protagonistas. De alguna manera "Una noche sin luna" se las arregla para comunicar cierta belleza y un persuasivo retrato de unas almas solitarias. Como lo señalara el crítico argentino Diego Batlle en La Nación, “Tejeira evita caer en el miserabilismo, no juzga ni tortura a sus atribuladas criaturas, y maneja siempre un medio tono amable y eficaz. Una película pequeña, entrañable y atractiva”.