Con todo tipo de imágenes de archivo y su voz en off, Albertina Carri construye un fascinante y catártico film ensayo que repasa los años más duros y violentos de la Argentina y sus repercusiones hasta la actualidad.
El punto de partida de “Cuatreros” fue la intención original de realizar una película sobre Isidro Velázquez, el último gauchillo alzado de la Argentina basándose en un libro de Roberto Carri (el padre de la directora, desaparecido durante la dictadura) publicado en el año 1968, el cual planteaba que la violencia ejercida por Velázquez no era tanto una forma primitiva de rebeldía, sino una especie de política de acción. Sin un guion fijo, la directora se basa en un enorme material de archivo cinematográfico que abarca desde 1920 hasta 1983 aproximadamente para construir una película inclasificable, que al igual que la anterior y excelente “Los Rubios” (2003) se mantiene en una frontera entre el documental y la ficción. Esto le permite a Carri construir un film ensayo, utilizando una verborrágica voz en off y dividiendo la pantalla hasta en cinco cuadros, dónde la historia pública se vuelve una con la historia personal de la realizadora. A la hora de definirla, Carri puede decir que se trata de “Una road movie sin viaje” que la lleva del Chaco a Cuba, o algo que es muchas cosas a la vez: “una pequeña novela, un documental, una ficción, una película de archivo que incluye historietas e imágenes de una videoinstalación... decidí exponer esos viajes erráticos e infructuosos con la historia de Isidro. Es sobre un viaje y el recuerdo y en cómo se convive con esa memoria memoriosa.”