Cristi es policía y a la vez chivato de la mafia. Desde Rumanía viaja a la isla de La Gomera para aprender el silbo gomero, una forma de comunicación ancestral que pretende usar para comunicarse con la mafia.
Cristi es policía y a la vez soplón de la mafia. Desde Rumanía viaja a la isla de La Gomera (en las Islas Canarias) para aprender el silbido gomero. En Rumanía se encuentra bajo vigilancia policial, y utilizando la ancestral forma de comunicación canaria pretende comunicarse con la mafia para conseguir sacar de la cárcel a Zsolt, el único que sabe dónde están escondidos 30 millones de euros.
Ambientada entre la sombría Bucarest y la luminosa isla canaria que le da título, la última película del reconocido cineasta rumano Corneliu Porumboiu se sirve de todos los estereotipos del cine negro —el policía corrupto, la banda de gánsteres e incluso la mujer fatal—, para crear un mosaico audiovisual que incluye referencias a cineastas como John Ford o Alfred Hitchcock (y a películas como Gilda o La dama de Shanghái), una banda sonora ecléctica y potente, una variedad de personajes a cual más siniestro, sospechoso y estrambótico, y, en el centro de todo ello, un lenguaje silbado practicado por los habitantes de La Gomera para comunicarse a través de los barrancos. La estructura argumental no se distingue mucho de la de cualquier film de suspenso de serie B, pero la libertad narrativa, los giros constantes, el ingenioso sentido del humor y los cambios de registro convierten a La Gomera en una de las películas más subversivas, libres e inclasificables de los últimos años. Un rompecabezas cinematográfico inteligente, mordaz y sumamente divertido.